Tener una red inalámbrica en casa nos permite conectar varios equipos (una PC, una notebook, una palmtop, un smartphone, etc.) sin tener que instalar cables por toda la casa. En principio estaríamos necesitando una antena transmisora que brinde el servicio y otra en cada dispositivo que quiera conectarse. Esa antena transmisora será la que deba estar conectada a un proveedor de Internet (ISP=Proveedor de Servicio de Internet) si queremos compartir el acceso. WI-FI es una tecnología para unir computadoras sin recurrir a cables. Hoy es casi un hecho agregar una conexión a la red en el servicio Wi-Fi, ya que es muy conveniente si tenemos más de una PC o queremos independizar la computadora de una ubicación específica (al lado del teléfono o de la entrada del cable) y navegar o compartir archivos con otro equipo de la casa. De esta forma el centro de la red estará donde esté la conexión de banda ancha a Internet (el módem ADSL o el cablemódem). Tenemos dos opciones. Una es comprar un módem inalámbrico, es decir reemplazar el equipo provisto por el ISP por otro que suma dos funciones en un mismo aparato: módem de banda ancha y antena Wi-Fi, necesario si el módem sólo ofrece un puerto USB. Si tiene un puerto Ethernet, se puede conectar a un router Wi-Fi, un equipo capaz de transformar esa conexión que llega por el cable de teléfono o de televisión en una onda de radio que será captada por las antenas Wi-Fi de los demás equipos (PC de escritorio, notebook, palmtop, smartphone, etc).
Los ruteadores suelen incluir, además, puertos Ethernet. Así, si tenemos una desktop al lado del módem y queremos dar conectividad Wi-Fi a una notebook, no es necesario poner una antena al equipo de escritorio sino que basta con conectarlo con un cable de red común al router y dejar para la notebook el uso de Wi-Fi.
Los equipos disponibles hoy en el país son compatibles con los estándares "b" y "g" de Wi-Fi. El primero tiene una velocidad de 11 Mbps y el segundo 54 Mbps. Hay un tercer estándar el "n" que será capaz de ofrecer varias conexiones simultáneas de unos 100 Mbps y duplicar el radio de alcance hasta cubrir 70 metros (tener en cuenta las interferencias que disminuyen esta distancia).
En resumen, armar la red inalámbrica es algo bastante simple: el router inalámbrico funciona como punto de acceso (access point) a Internet y como punto de interconexión para la red interna del hogar.
El router puede configurarse para que ofrezca determinados servicios, usando un software incluido en el CD de instalación o por una interfaz Web. Allí podrá definirse si la red deberá usar una configuración DHCP (la que usan los ISP hogareños) que asignará una dirección IP automáticamente a cada dispositivo de la red. También allí se definirá el SSID, un nombre distintivo para la red que la diferenciará de otras y se la dejará cerrada o abierta. En este último caso, cualquiera que esté en su área de cobertura puede conectarse a la red, ver los archivos compartidos y usar Internet. Si está cerrada, sólo los que tengan una clave podrán usarla. La clave debe ser de tipo WPA (Wi-Fi Protected Access), pero no todos los equipos la admiten. Si la antena de la PC o la palmtop es algo vieja sólo será compatible con el sistema de encriptación WEP que es menos segura que WPA.
Algunos modelos de router permiten, además, esconder la señal (no hacer broadcasting, en la jerga informática) y limitar las conexiones sólo a determinados dispositivos identificándolos por el número de serie MAC de su antena Wi-Fi. Si se cambia el equipamiento de red del equipo habrá que habilitar el número nuevo, ya que es único de cada antena.